La historia de Sissi Emperatriz, una familia marcada.
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¿Quién fue Sissi?
La emperatriz Isabel de Baviera, conocida popularmente por el nombre de Sissi, es uno de los personajes más conocidos de la historia universal.
Popularizada gracias a la famosa saga dedicada a su vida protagonizada por la actriz Romy Schneider, la imagen que se ha transmitido de Sissi es la de una joven y bella mujer, muy enamorada de su marido, pero atormentada por una sociedad que no la comprendía y encerrada en una corte, bajo el control de una horrible suegra, de la que soñaba escapar.
En esta imagen romántica que el cine ha transmitido de la emperatriz, su idealizada familia tenía un importante papel: la familia formada por el duque Maximiliano y Ludovica de Baviera se convierte en la imagen de libertad y felicidad de la emperatriz, atrapada en la corte vienesa.
Pero, ¿Qué fue de los hermanos de Sissi? La alargada sombra de su célebre hermana ha oscurecido la historia del resto de los hijos de la familia ducal de Baviera, a los que el matrimonio de Sissi y su relación de parentesco con el rey Luis II de Baviera impulsaron a los puestos más destacados de la Europa de su tiempo.
La auténtica Sissi Emperatriz
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Los reyes y reinas más bellos de la Historia
El primero de los hijos supervivientes que tuvieron Maximiliano y Ludovica fue Luis, nacido en 1831. Heredero del título ducal de su padre, Luis era representado en la saga protagonizada por Romy Schneider como un joven que se casa en secreto con una mujer que no es de su estamento social y tiene una hija con ella, pero que, pese a ello, es recibido con los brazos abiertos por sus padres.
La realidad no se correspondió exactamente con esa imagen.
El romance público entre Luis, heredero de la rama cadete de los Wittelsbach, primo del rey Luis II y a la vez primo hermano y cuñado del emperador Francisco José I, y la actriz Henriette Mendel constituyó un verdadero escándalo y sacudió la sociedad bávara de mediados del siglo XIX.
Su primera hija en común, Marie Larisch, nació en 1858 y cuando Henriette se queda embarazada de nuevo, Luis decide casarse con ella, teniendo que renunciar a sus derechos a la sucesión al trono de Baviera y a la sucesión de su padre, el duque Maximiliano. Para guardar un poco las apariencias, el emperador otorgó a la prometida de su cuñado el título de condesa de Wallersee antes de que se produjese su matrimonio.
Aunque Maximiliano y Ludovica tuvieron que aceptar las decisiones de su hijo y se trató a Henriette y a la pequeña Marie con el respeto debido a miembros de la familia real bávara, las relaciones entre Luis y su familia fueron siempre tensas, excepto con su hermana Sissi, que siempre le protegió.
De hecho, su hija Marie se convirtió en confidente de la emperatriz y estuvo vinculada al crimen de Mayerling, en el que el príncipe heredero Rodolfo apareció muerto junto a su joven amante María Vetsera.
Tras la muerte de Henriette, se volvió a casar con otra actriz, Antonie Barth, que terminó abandonándole. Apartado de su familia, poco relacionado con Sissi y el emperador desde los sucesos de Mayerling, murió en soledad en 1920.
Helena o Nené
La segundogénita fue la princesa Helena, llamada familiarmente Nené.
En las películas de Romy Schneider, ella era la hija destinada por Ludovica y la madre del emperador, Sofía, como esposa del joven emperador y cómo le costaba superar que Sissi hubiera sido la elegida. Así era; Ludovica y Sofía eran hermanas y habían planeado durante años el casamiento de sus hijos, aunque sin especificar exactamente cuál de las hijas de Ludovica debían casarse con el emperador.
La opción más lógica era Nené, pues era la hija de Ludovica que más cercana en edad estaba con respecto a Francisco José, había tenido una cuidada educación y conocía bien el ceremonial y la etiqueta de la corte de Viena.
Sin embargo, eligió a su hermana pequeña y Nené permaneció junto a sus padres en Possenhofen. Víctima de una severa depresión, pensó en ingresar en un convento, pero antes conoció al príncipe heredero de Thurn y Tarxis, Maximilian Anton. Se enamoraron y poco después de conocerla, el príncipe pidió su mano a sus padres.
El rey Maximiliano II de Baviera, tío de la novia (y que debía autorizar el matrimonio), en un principio, se negó a autorizar tal enlace, pues no se consideraba que el príncipe fuese igual en rango a la prima del emperador y del rey de Baviera.
Sin embargo, gracias a la influencia de Sissi y del emperador Francisco José, terminó dándoles su bendición. Profundamente enamorados, se considera que, de todos los hijos de Ludovica y, fue la que tuvo el matrimonio más feliz.
Sin embargo, por desgracia, su matrimonio no duró mucho. Maximiliano Antón tenía una salud muy débil y murió a los treinta y seis años, sin que el matrimonio llegara a durar una década.
Tras la muerte de su marido, Helena asumió, en nombre de su hijo, todavía muy pequeño, la responsabilidad de gran parte de los negocios y las responsabilidades de la casa de Thurn y Taxis, de la que su marido había sido heredero.
Cuando su primogénito, Maximiliano, cumplió los veintiún años, asumió su posición al frente de la familia, pero este, también de salud débil, murió a los veintitrés años, por lo que Helena tuvo que volver a asumir las mismas responsabilidades hasta que su segundo hijo, Alberto, alcanzó la mayoría de edad.
Después, se retiró y se dedicó a obras de caridad. Jamás volvió a casarse, pero mantuvo siempre una estrecha relación con Sissi, que fue la última persona que la vio antes de morir, en 1890.
Gackl
Después de Helena y Sissi nació, llamado en familia Gackl. Tras la renuncia de su hermano mayor a todos sus derechos, se convirtió de facto en el primogénito de la familia y heredó el título de duque de Baviera.
Militar y estudioso de gran éxito, luchó en la guerra austro-prusiana y en la franco-prusiana, y se dedicó al estudio, centrándose en materias tan dispares como el derecho y filosofía, pero tuvo especial éxito en el campo de la medicina.
A diferencia de su hermano mayor, se casó, como se esperaba de él, con mujeres de otras destacadas casas reales europeas, la princesa Sofía de Sajonia y, a su muerte, con la infanta portuguesa María Josefa.
Murió en 1909, antes de la caída del imperio austro-húngaro, cubierto de honores.
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María Sofía
María Sofía fue la siguiente hija del matrimonio. En su caso, su matrimonio fue meramente político; el rey Fernando II de las Dos Sicilias quería sellar una alianza con el emperador a través de un matrimonio y, dado que Francisco José no tuvo hermanas, sus cuñadas eran un activo matrimonial muy poderoso para aquellos gobernantes que quisieran forjar una alianza política permanente con Francisco José.
Así, Fernando II pidió la mano de Sofía para su hijo, Francisco II y el matrimonio se llevó a efecto en 1858. A principios de 1859, salió para su nueva patria sin saber que iba a ser la última consorte de un rey de las Dos Sicilias.
Sin embargo, el príncipe que la esperaba distaba de ser azul; Francisco II, que poco después de sellado el matrimonio heredó a su padre, tenía importantes problemas mentales, de comportamiento y también de salud, siendo imposible consumar el matrimonio hasta muchos años después.
Poco después de que María Sofía y Francisco II se casaran, las tropas de Garibaldi y del rey Víctor Manuel II de Saboya entraron en su reino, dentro del contexto de la unificación italiana.
El matrimonio real huyó de la capital y se refugió en la plaza fuerte de Gaeta, donde se organizó la última tentativa de resistencia.
Las tropas enemigas pusieron en asedio la plaza y allí María Sofía se ganó el apodo de “la reina guerrera” por su valentía y su arrojo a la hora de dar ánimos a los defensores y de ayudar a los heridos.
Pero, pese a todo, las poderosas tropas enemigas tomaron la plaza en poco tiempo y la pareja tuvo que huir del reino, estableciéndose en Roma bajo el amparo papal.
Allí establecieron una suerte de gobierno en el exilio, pero el estado físico y psicológico del monarca siguió siendo tan inestable como en los años anteriores.
Y en Roma María Sofía se enamora perdidamente de un oficial de la guardia papal, llamado Armand de Lawayss, que se convierte en su amante.
Se queda embarazada y, ante la imposibilidad total de que el hijo que esperaba fuera de su marido, con el que todavía no había consumado el matrimonio, María Sofía organiza un viaje a Posenhofen con la intención de pedir ayuda a sus padres para evitar el escándalo que sin duda se produciría si saliera a la luz que la reina de las Dos Sicilias, aunque estuviera en el exilio, había engendrado un hijo fuera del tálamo nupcial e intentar que su marido no se enterara de lo ocurrido.
Su familia decidió que debía dar a luz en secreto para evitar el escándalo y, en cuanto tuvo a su bebé (una niña, según unas fuentes; gemelas, según otros testimonios menos concluyentes), esta fue entregada a la familia de su padre y se prohibió tajantemente a María Sofía que tuviera nunca ningún contacto con ella.
Un año después, María Sofía terminó confesando los hechos a su marido y su relación, contra todo pronóstico, mejoró. El comportamiento del rey para con su esposa mejoró y este se sometió a una operación que le permitió finalmente consumar el matrimonio, nueve años después de que se produjera.
Tuvieron una hija, María Pía, pero esta murió a los tres meses y la pareja no tuvo más descendencia.
Tras la caída de Roma en manos de las tropas unionistas, la pareja huyó a Baviera.
El rey murió en 1894 y María Sofía se dedicó a viajar por Europa, estableciéndose en París. Mujer de un fuerte carácter, nunca dejó de participar activamente en la política de su tiempo y se ha relacionado con labores de espionaje y conspiraciones políticas, principalmente durante la I Guerra Mundial a favor del bando de su cuñado, Francisco José, pero también se la relaciona con el asesinato del rey de Italia Humberto I, pero nunca se ha podido demostrar tal extremo. Tras el final de la I Guerra Mundial, habiendo caído el imperio austrohúngaro, murió en Munich en 1925.
Pero María Sofía no fue la única hermana de Sissi que se casó con un miembro de la familia de las Dos Sicilias.
Su hermana pequeña Matilde Ludovica se casó con el hermano pequeño y presunto heredero de Francisco II Ludovico, cuando los Borbones ya habían perdido el trono, pero todavía estaban considerados como los monarcas legítimos de las Dos Siciliaspor la inmensa mayoría de los reinos europeos.
Después de la boda, se fue a vivir a Roma, donde también se encontraba su hermana María Sofía con su marido. Su matrimonio, también de índole exclusivamente política, no fue mejor que el de su hermana.
Ludovico, adicto a las fiestas, al alcohol, y con una personalidad violenta y llena de odio, la abandonaba con frecuencia para ocuparse de sus amantes y no tenían apenas relación. Matilde se refugió en María Sofía y se enamoró del atractivo general Salvador Bermúdez de Castro, con el que vive una intensa aventura.
Es en esa época cuando Matilde tiene a su única hija, María Teresa, quien nunca se sabrá si era hija de su marido y de su amante.
Desvinculada de su esposo, viajaría por diversos países de Europa y visitando a sus hermanas. Moriría en 1925, después de haber visto morir a todos sus hermanos, a su hija y habiendo sido testigo de la desintegración del imperio austro-húngaro.
Al final de su vida vivió sin apenas recursos y prácticamente sola, hasta el punto de que, como nadie quiso pagar el alquiler de la tumba donde se la enterró en Mónaco, esta fue desmantelada y sus restos, perdidos.
Pero, probablemente, de todas las hermanas de Sissi, la que tuvo la vida más azarosa fue Augusta Sofía Carlota. Soñadora, inconformista y tachada de rebelde por los testimonios de la época, era de todas la que más se parecía a Sissi y, es muy posible que esa fuera la razón por la que fue de toda la familia la que tuvo una relación más explosiva con la emperatriz.
Rechazó una buena cantidad de propuestas matrimoniales hasta que apareció en su vida el rey Luis II de Baviera, su culto, atractivo y, también, atormentado primo.
Tanto la familia de ella como la emperatriz Elizabeth, que adoraba a su primo, hicieron todo lo posible para que ambos se casaran y su compromiso llegó a formalizarse, pero Luis II terminó echándose atrás y poniendo excusas para evitar la celebración de la boda.
Finalmente el duque Maximiliano, padre de la novia, le envió una carta con un ultimátum y Luis II por fin consiguió la excusa que necesitaba para acabar con el compromiso: que el duque Maximiliano, su tío pero al fin y al cabo súbdito suyo, le había faltado al respeto debido y eso no se podía tolerar.
El escándalo que conllevó la pelea entre ambas ramas de la familia Wittelsbach y la humillación que supuso el abandono para Sofía fueron mayúsculos, aunque esta se consoló en los brazos de un fotógrafo llamado Edgar Hanfstaengl.
Posteriormente, Sofía se fue a vivir a la corte de su tía, la reina Amalia Augusta de Sajonia, donde conoció a Fernando de Alençon, nieto del rey Luis Felipe de Orleáns, con el que se casó, pero la princesa, insatisfecha con la vida gris que llevaba en una sociedad rígida y llena de normas, acabó cayendo en una severa depresión, un denominador común en casi todas las hermanas en algún punto u otro de su vida.
La pareja, cuya relación con los depuestos reyes de Francia les provocó importantes choques con el gobierno de aquel lugar, se acabó retirando a Baviera, donde se enamoró locamente del médico Hans Glasser. No solo iniciaron una relación amorosa, sino que ambos decidieron abandonar a sus cónyuges y a sus hijos y huir juntos, aunque no tardarían en ser descubiertos.
Para evitar un escándalo que dañara la reputación de la familia imperial, de los Wittelsbach y de los Orleans, este hecho se mantuvo en el secreto más absoluto. Hans volvió con su familia a Innsbruck y Sofía fue internada en un psiquiátrico para que fuera tratada de sus problemas depresivos.
Cuando le dieron el alta, se fue a París, donde ingresó en un convento de dominicas (aunque sin llegar a ordenarse) con el nombre de María Magdalena y se dedicó a las obras de caridad. Estaba en París cuando, el 4 de mayo de 1897, participó en una gala benéfica donde se presentaban también algunas grabaciones del nuevo proyector de cine de los hermanos Lumière.
Pero una chispa que salió del proyector inició un pavoroso incendio que se extendió rápidamente. Sofía se negó a ser salvada antes que las demás mujeres por su condición e intentó ayudar a escapar a todas las personas que pudo antes de perecer abrasada por las llamas.
Su hermana María Sofía tuvo que ir a reconocer sus restos, que solo pudieron identificar gracias a sus dientes.
Fue enterrada en un magnífico sepulcro en la capilla real de Dreux, el panteón de la familia Orleáns, en Francia.
Maximiliano Manuel o Mapperl
Después de Sofía, nació aún otro niño, el último, que recibió el nombre de Maximiliano Manuel, al que llamaban familiarmente Mapperl. Seducido por la milicia desde muy joven y dedicó a ella su vida.
Se enamoró de la princesa Amalia de Coburgo y ella de él, pero estaba prometida por su familia al príncipe Leopoldo de Baviera, de mayor rango y alcurnia y que le podía ofrecer mucho más que el último hijo de la familia ducal.
Sin embargo, su hermana Sissi intercedió por él y ofreció al príncipe Leopoldo la mano de su hija Gisela, si abandonaba su compromiso con Amalia y permitía que esta se casase con su hermano.
Así ocurrió y Maximiliano Manuel se casó con la princesa Amalia, con quien tuvo tres hijos. Murió a los 42 años habiendo tenido una vida más feliz y más tranquila que el resto de sus hermanas.
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