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El título, a primera vista equívoco, no hace referencia a la preocupante crisis de ideas que padece el cine en los últimos años, sino a las últimas novedades cinematográficas que se atrevieron a abordar la crisis económica, centrándose básicamente en la vertiente económica de la misma.
Wall Street
Y nada mejor para introducir el tema de la crisis que hablar de la saga Wall Street, dirigidas por Oliver Stone. Ambas películas están separadas por nada menos que 22 años… y se nota, principalmente debido al hecho de que ambas son fiel reflejo de la mentalidad del momento en el que fueron rodadas: en 1987 se podían permitir una postura más crítica, no exenta de cierto cinismo, mientras que en ‘nuestro’ 2010 es imposible escapar de lo ‘políticamente correcto’.
Simplificando al máximo el argumento, en la primera Wall Street el protagonista – Bud Fox – se nos muestra como el clásico joven y ambicioso, un corredor de bolsa de origen humilde que quiere llegar a lo más alto.
Que es precisamente donde se encuentra Gordon Gekko, un hombre que “se ha hecho a sí mismo” y que ha conseguido amasar una enorme fortuna en el mundo de la bolsa.
El ascenso del primero al mundo del segundo le permitirá experimentar la perversa lógica de un sistema sin reglas.
Stone acierta a captar perfectamente el ambiente de una época de enriquecimiento general, aunque acrecentado exponencialmente en las élites, bajo el paraguas de un liberalismo que no conoce límites (convertido, de hecho, en una especie de darwinismo económico) donde el triunfo solo depende de la inteligencia, la ‘información’ y la ausencia de reparos morales.
En cambio, en la segunda Wall Street: el dinero nunca duerme, la trama es “buenista”, politizada, relativista y, en cierto modo, simplista.
Los argumentos que aparecen son difusos, pretendidamente complejos, sobre todo en boca de un Gordon Gekko bastante ‘light’, mitad arrepentido y mitad deseando reconstruir su imperio.
El resultado es bastante decepcionante y, a todas luces, inferior a la primera entrega.
Paradójicamente, y aún a pesar de rodarse acompasadamente con los principales “cracks” de la economía estadounidense, es infinitamente más útil para entender la crisis actual el sistema montado por Gekko en la primera Wall Street, que las conferencias populistas de éste en la segunda.
The Company Men, por su parte, fue una de las mejores películas del año 2010 y un excelente ejemplo del tema que nos ocupa. Está dirigida por John Wells y la protagonizan Ben Affleck, Tommy Lee Jones y Kevin Costner.
Su visión de la crisis financiera se vivifica por medio de los directivos de una compañía. Todos ellos tienen su cuota de responsabilidad en la crisis de la empresa, que actúa eficazmente como una alegoría del propio país, pero solo unos pocos pagan las consecuencias.
La película refleja muy acertadamente los grandes dramas de la crisis económica: la fría y corporativa escenificación del despido, el trauma familiar causado por la noticia, la renuncia a un alto nivel de vida (el sueño americano), la vergüenza del paro, las innumerables entrevistas de trabajo…
The Company Men
The Company Men se presenta con un ritmo pausado, rica en alusiones y sincera en los diferentes puntos de vista, aunque al contrario que Wall Street: El dinero nunca duerme, no pretende teorizar sobre la “gran” economía sino reflejar las distintas realidades de la crisis, centrándose en la vulnerabilidad y en los problemas de los protagonistas, con un estilo directo, sencillo y muy americano. Como americana es la conclusión de la película, cuando los protagonistas, despedidos, deciden formar una nueva empresa.
Se trata realmente de una esperanzadora reivindicación del estilo de vida tradicional norteamericano, es decir, de la forma de vivir, de trabajar y dirigir empresas de la posguerra, en los años cincuenta y los sesenta del siglo XX.
Al socaire de la anterior, y con muchas similitudes, se ha estrenado Margin Call, un creíble thriller dotado de un magnífico elenco de actores, destacando Kevin Spacey, Demi Moore y Jeremy Irons.
Mientras que The Company Men se centra en los aspectos más humanos, ésta se encauza hacia los métodos empresariales y financieros. Así pues, narra los desvelos de varios empleados de un gran banco de inversión cuando descubren que su empresa ha generado un agujero de dimensiones incalculables.
Durante una larga madrugada la noticia va ascendiendo en el escalafón hasta que se toma la decisión definitiva: vender la empresa y precipitar el inicio de la crisis.
Entre medias se tocan varios aspectos interesantes de la crisis, desde los sueldos astronómicos de los dirigentes, pasando por sus escasos conocimientos económicos y culminando en su nula responsabilidad social, muy propia de un casta que se antoja intocable y muy alejada del hombre de a pie.
La conclusión es, una vez más, que la lógica del capitalismo choca y termina por deshacer cualquier consideración moral. También se refleja con mérito la inhumanidad corporativa, con una apropiada ambientación nocturna y en medio de un estremecedor clima de miedo colectivo.
Continuando con el repaso de las principales aportaciones del cine al tema de la crisis actual en La Crisis en el Cine I, hay que destacar una novedad de la prestigiosa HBO que ha estado pululando por Internet y por canales de pago bajo el nombre de Malas noticias o, en su título en inglés Too Big to Fail (Demasiado grandes para caer).
Adaptación del best-seller homónimo de Andrew R. Sorkin, su concepción es interesante y su realización concienzuda. Hay que señalar una particularidad, más que una película se trataría de una especie de documental ficcionalizado, es decir, se centra, al igual que Margin Call, en los primeros momentos de la crisis financiera de EEUU, en el año 2008, a través de los ojos y la mente del Secretario del Tesoro norteamericano –Henry Paulson –.
Es por ello muy didáctico, en el sentido histórico, con lo cual, al ceñirse exclusivamente a la narración de los hechos, no se adentra en demasía por el pantanoso derrotero de las causas de la crisis, aunque el espectador atento captará entre líneas interesantes alusiones.
Malas noticias. Lehman Brothers
En Malas noticias se reproducen fielmente los principales acontecimientos desde la caída de Bear Stearns, deteniéndose en la de Lehman Brothers y terminando con el rescate de la aseguradora AIG; aparecen también los principales protagonistas del ‘crack’: desde los ‘peces gordos’ de la economía estadounidense (los máximos dirigentes de Goldman & Sachs, Merryll Lynch, CitiBank, Bank of America, Morgan Stanley…) y sus antiguos colegas: los políticos: el mencionado Paulson, el que sería su sustituto Timothy Geithner, el presidente de la Reserva Federal Ben Bernake, y una pléyade de ‘responsables’ cuya solución de emergencia, tras largas deliberaciones, fue el rescate de los grandes bancos y la fusión de los bancos comerciales con los de inversión, convertidos a la postre en entidades ‘demasiado grandes para caer’.
De Suecia llego Sobredosis, un interesante y sucinto documental sobre la crisis financiera. Aparenta más ecuanimidad y menos sensacionalismo que Inside Job, por contra predice un futuro aciago, lo que la convierte en una de las obras más pesimistas de cuantas se puedan ver hoy día. Siendo la tesis la siguiente: la solución de los gobiernos, fundamentalmente el americano pero también el resto, a la burbuja financiera global de bajar los intereses y recatar millonariamente un sistema bancario enfermo no hará sino agudizar el problema y propiciar que la siguiente crisis sea aún mayor, especialmente cuando no sean los bancos sino los gobiernos los que necesiten ayuda. El documental se apoya principalmente en tres protagonistas pertenecientes a la nueva casta de “los que predijeron la crisis“. En este caso el apelativo es justo y verídico, se trata de David M. Walker, el que fuera controlador general de los EEUU hasta 2008, año en que dimitió, según él, para poder alertar a la comunidad con libertad e independencia sobre la crisis y sus causas; de Gerald Celente, un personaje a medio camino entre analista de tendencias, pronosticador y showman, que predijo y sigue prediciendo una crisis catastrófica; y de Peter Schiff, analista económico, dueño de una corredora de bolsa y verdadera figura mediática en el país norteamericano. A través de sus respuestas, de noticias, entrevistas y declaraciones se configura un documental que consigue amedrentar al espectador.
De Estados Unidos también llegan varios documentales: además del poco original American Casino, destaca Collapse. Consiste básica y exclusivamente en una entrevista ‘a tumba abierta’ con Michael Ruppert, un curioso personaje que fue agente de policia de Los Ángeles y que lleva casi treinta años trabajando como periodista independiente. Sus ideas son controvertidas en sumo grado y podrían ser calificadas de conspiranoicas. La entrevista, el monólogo más bien, no tiene desperdicio. En primer lugar, defiende que la CIA lleva varios años implicada en el mercado de droga; continua asegurando que el pico de la producción petrolífera hace años que pasó y que en breve empezará a escasear; prosigue asegurando que el capitalismo es un sistema condenado a caer debido a que su funcionamiento se basa en un crecimiento infinito; y termina asegurando que el fin del petróleo, junto a la crisis financiera, terminarán por destruir la civilización tal como la conocemos.
Capitalismo, de Michael Moore
Otro documental, por llamarlo de algún modo, es Capitalismo: una historia de amor del archiconocido Michael Moore. Es una recopilación de testimonios de parados y desposeídos, declaraciones públicas, ironías, reflexiones, etc. que sirven para ratificar las ideas del director, a saber: los EEUU están dirigidos por Wall Street y el capitalismo es un sistema pernicioso que se ha impuesto de facto a la democracia.
Realmente, el valor de documental se encuentra en lo anecdótico y lo folklorico: aparecen varios testimonios explicando sus traumáticas experiencias, pero también se cuentan hechos tan asombrosos como el escaso sueldo de los pilotos novatos de las compañías aéreas o la práctica de muchas empresas consistente en asegurar la vida de sus trabajadores resultando ellos los beneficiarios.
Resumiendo, Michael Moore se mete en la piel del auténtico ciudadano americano, apoyándose en sectores críticos como los más pobres, varios hombres de Iglesia (católicos y protestantes) y algún que otro experto en economía, para criticar al gobierno de los EEUU de Bush y para promover la rebelión de las masas contra los poderosos. En general, el resultado es banal, disperso, torticero, entretenido, aunque predecible, con toques de humor un tanto chuscos y una parte final, en la que viene a elogiar a Obama, bastante descreditada por la trayectoria de éste en los siguientes años al rodaje del documental.
Por la misma vertiente opuesta al liberalismo nos encontramos con una aportación griega, Debtocracy, que se traduciría al español como ‘Deudocracia‘. En ella se analiza la crisis internacional, particularmente la crisis de deuda autóctona, en base al desusado concepto de ‘deuda odiosa‘, que fue una doctrina instituida en 1927 por el jurista ruso Alexander Sack. Esta doctrina, a la que se ha venido acogiendo ocasionalmente EEUU en su presencia en el ámbito iberoamericano y más allá, se fundamenta a grandes rasgos en el hecho de que una deuda contraída contra los intereses de los ciudadanos es ilegítima y no debe recaer en éstos.
En esa linea se refuerza la idea de ‘deuda odiosa’ con el caso de la crisis argentina y con el ejemplo del Ecudador de Correa, que en base al susodicho concepto consiguió rebajar ostensiblemente sus deudas con el FMI y otros. El documental debe se apreciado, a pesar de su clara ideologización, como una propuesta llamativa a una situación, la griega, desesperada.
Para terminar puede resultar pertinente mencionar una obra de ficción, concretamente de producción española, que aborda una trama con la crisis como telón de fondo. Se trata de Crematorio, una serie de ocho capítulos bien interpretada por Pepe Sancho, convertido en el empresario Rubén Bertomeu.
La ficción se desarrolla en el pueblo imaginario de Misent, en la costa del Mediterráneo, y se mueve en torno a los diversos modos de enriquecerse por la vía rápida en España: la construcción en primer lugar, seguidos por la droga, la prostitución y los equipos de fútbol.
Todo ello se viste con la presencia de la corrupción urbanística y de los Ayuntamientos, las corruptelas, los contactos, las mafias extranjeras y el lujo. Otras dos novedades españolas son el abstracto documental Mercado de Futuros y el corto de animación Españistán, basado en un comic de mismo nombre.
En definitiva, dentro de esta avalancha, o burbuja si nos atenemos a términos económicos, de material audiovisual con la crisis como tema principal, el espectador tiene una variada y entretenida oferta, dotada de una gran dosis de didactismo y marcada por una severa crítica del liberalismo económico.
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Pero no todo ficción, resulta ineludible mencionar el documental Inside Job, de Charles Ferguson. Pese a ser premiado en los Oscar como mejor documental del año 2010, se trata de un trabajo ciertamente politizado y sensacionalista que parte desde un punto de vista marcadamente anticapitalista. No obstante de centrarse en un parte muy particular de la crisis, esta película documental contiene datos interesantes, noticias curiosas y es muy rica en testimonios.
Narrada por Matt Damon, su esquema argumental se introduce mediante la crisis islandesa para pasar a continuación a la norteamericana. Su tesis de fondo es que Wall Street es el gobierno en la sombra y el causante de la actual crisis mundial, argumentándose en torno a tres puntos: primeramente, se intenta mostrar como la desregulación o liberalización del sistema financiero de los años noventa fue el detonante primigenio de la situación actual. Segundo, se intenta demostrar como la aparición de complejos instrumentos financieros derivados (activos tóxicos y otros) han sido el detonante último de la crisis de deuda actual. Y tercera, se intenta demostrar como la crisis actual ha sido causada por un sistema que integra banqueros, reguladores, políticos, agencias calificadoras, burócratas y profesores universitarios.
Esta idea central se ilustra con la discutible gestión gubernamental de los desastres de Goldman & Sachs y AIG, entre otras, y con la consiguiente comisión de investigación que apenas se tradujo en dimisiones o condenas de los principales responsables, ya fueran políticos o directivos.
El resultado final del documental es ciertamente desigual, si bien las tesis del director se ven reforzadas por los testimonios de varios protagonistas (entre ellos responsables de agencias financieras, altos funcionarios gubernamentales y catedráticos universitarios) algunos de los cuales llegan al más absoluto y descarado esperpento en la defensa de su honradez personal y, de no ser por la gravedad de los hechos, moverían a la carcajada. Con todo, merece ser tenida en cuenta por la sencillez de las explicaciones económicas y porque tiene el atrevimiento de entrevistar y de acusar a personalidades con nombre y apellidos, razón por la que buena parte de los implicados renunciaron a aparecer en Inside Job.
En breve, se estrenará en España otro jugoso documental. El prestigioso y didáctico The Flaw (El fallo), en alusión a la observación del presidente de la Reserva Federal de EEUU -Ben Bernanke- en la que reconocía un “fallo” en el capitalismo mundial. Trata sobre los orígenes y las causas de la crisis. En definitiva, productos de una calidad notable y con múltiples ideas sobre una crisis, la actual, poco y mal explicada.
Sobredosis