Es casi imposible que haya una persona que no sepa qué es la ruleta o no haya oído hablar ella. En cualquier caso, vale la pena recordarlo para quienes ya la conocen o dársela a conocer a quienes no la conocen.
La ruleta es una rueda pequeña cuyo funcionamiento es muy simple y consiste en hacerla girar; luego se lanza una pequeña bola o pelota, que al detener caerá en alguno de los números rojos o negros que la componen.
Si se trata de un juego de azar, ¿cómo es posible que alguien se las haya ingeniado para ganar con relativa facilidad?
Richard Jarecki tenía una particular habilidad para ganar en juegos de cartas
Observación y constancia para ganar
La familia de Richard Jarecki, al igual que tantos judíos alemanes, se vio obligada a huir para preservar su vida, y así llegó a Nueva Jersey, Estados Unidos. Fue allí donde Jarecki posteriormente se graduó y donde descubrió que tenía una particular habilidad para ganar en juegos de cartas como el bridge, el rummy y el skat.
Luego se interesó en la ruleta, por la que terminó obsesionándose y supo que hay muchas variaciones de juegos de ruleta, aquí puedes encontrar más info de ellos. Corría el año de 1960 cuando Jarecki observó que en los casinos eran reemplazados los dados y las cartas todos los días, pero las ruletas en cambio permanecían intactas, siempre eran las mismas, incluso durante décadas.
se dedicó a analizar las ruletas de varios casinos y a registrar miles de giros
Esa nada despreciable observación le llevó a concluir que el desgaste por el uso ocasionaba defectos que a la larga provocarían la salida o caída de la bola en algunos números con mayor frecuencia, a manera de un patrón relativamente regular. Entonces, se dedicó a analizar las de varios casinos y a registrar miles de giros de ellas en busca de probables anomalías estadísticas.
con cien dólares que había ahorrado se dedicó a apostar una noche y ganó 5.000 dólares
Después de esa larga y paciente recopilación de datos, Jarecki determinó las probabilidades de que ciertos números resultaran ganadores, basado en la cantidad de veces que esos números habían ganado antes. Y con cien dólares que había ahorrado se dedicó a apostar una noche y ganó 5.000 dólares. De ahí en adelante se arriesgó con todo su arsenal de cálculos a apuestas mayores.
A mediados de la década de los 60 regresó a Alemania para incorporarse al cuerpo docente de la Universidad de Heidelberg, sin perder para nada su interés en los casinos y su afán de ganarle a la ruleta. Allí supo de la pequeña ventaja que ofrece al jugador la de la modalidad europea, pues esta cuenta con 37 ranuras por tener un cero menos.
Su esposa y ocho compañeros emprendieron con él la aventura de visitar cuantos salones de juegos pudieran para registrar datos que perfeccionaran su sistema de juego.
Ganando en Europa y el final
Sus hazañas en este juego de azar fueron por demás impresionantes en Europa. Consiguió con un financista suizo 25.000 libras en préstamo y se dedicó a la aplicación de su método o estrategia en varios casinos de aquí, del viejo continente. En ese entonces llegó a ganar un poco más de 600.000 libras, lo que actualmente equivale a casi siete millones de dólares.
En una noche en un casino de San Remo logró ganar casi millón y medio de dólares en dos ruletas distintas, dejándolo sin efectivo para seguir operando. Casi al término de la década de los 60, el profesor Jarecki había ganado lo que hoy serían ocho millones de dólares.
Como era de esperar, al profesor no solo le fue prohibido jugar temporalmente en algunos casinos, sino que los dueños cambiaron las ruletas de lugar cada noche. Pero con eso no lograron despistarlo, ya que el profesor conocía al detalle cada una de ellas y siempre las reconocía para saber cómo jugarles.
En una noche en un casino de San Remo logró ganar casi millón y medio de dólares en dos ruletas distinta
Esta especie de revolución en este juego emprendida y consagrada por el profesor Jarecki, obligó a los casinos de todo el mundo a reemplazarlas por nuevas y con materiales más duraderos y menos proclives al desgaste.
Además, comenzaron a establecerse formas de vigilancia más estrictas a los jugadores, hasta el punto de que hoy en día y con las nuevas tecnologías la supervisión de cada jugador puede decirse que es impecable. Si alguien resulta sobresaliente por sus aciertos, de manera fraudulenta o totalmente legítima, se reseñan sus datos, se establece un perfil y esta información se hace circular por la red.
Puede asegurarse que hoy el método Jarecki es casi imposible porque las ruletas trabajan con mecanismos muy distintos a los de su época.
Volvió a Nueva Jersey en 1973 con su familia y se dedicó al comercio de algunas materias primas y al blackjack en Atlantic City. Después pasó a vivir en la capital de Filipinas, Manila, a comienzos de los años 90, donde murió el año pasado, 2018, con su leyenda de ganador excepcional en uno de los juegos de azar más antiguo del mundo.
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