¿Quién fue Bolívar? Toda su Historia
Antes de entrar en materia hay que destacar que Simón Bolívar nació en Caracas el 24 de julio de 1783 en el seno de una familia acomodada, era “noble, rico y con talento”, aunque tuvo que crecer sin padres.
Sus años de juventud los pasó viajando por Europa: España, Italia y sobre todo Paris, donde sufrió un “despertar político”, empapándose en lecturas y experiencias como fue la coronación napoleónica, que le marcó indeleblemente.
Fue en aquéllos años de principios de siglo cuando Bolívar se formó en los autores de laIlustración francesa y tomó conciencia de la realidad política internacional de ambos lados del Atlántico.
Después, con todo este bagaje, regresó en 1807 a Venezuela convencido de que su independencia era cuestión de tiempo.
Sin embargo, pocos criollos compartían sus opiniones independentistas, por lo que tuvo que conformarse hasta que la crisis de la metrópoli se hizo insostenible.
En julio de 1811 el grupo radical de Miranda y Bolívar pudo imponer por fin su visión de la independencia absoluta, cuya constitución se basó en la estadounidense así como en la Declaración de los Derechos del Hombre francesa.
Pero los cimientos no eran fuertes y la Primera República americana fue derrocada.
Fue en este punto cuando Bolívar realiza su primer manifiesto público: El Manifiesto de Cartagena de 1812 al congreso de Nueva Granada sobre las causas del fracaso republicano: se manifiesta aquí su rechazo al federalismo por su debilidad; a la constitución de 1811 debido a su excesivo idealismo y por no ser adecuada a la realidad venezolana; y al excesivo sectarismo dentro de su bando.
Aquí ya se refleja un primer alejamiento del ideal democrático.
Después de la palabra, la acción: Bolívar da inicio a su “Campaña admirable” durante 1813 y 1815 desde Nueva Granada para liberar finalmente Venezuela. En esta campaña se hace realidad su proclama de “guerra a muerte“, fomentada mediante el Decreto de Trujillo, que pretendía convertir una guerra civil de criollos en una guerra internacional que no existía.
Pero la Segunda República también fue derrocada, lo que dio lugar al Manifiesto de Carúpano de 1814 en el que sitúa a la división interna de los americanos como la causa del fracaso, aparece así la idea de un gobierno fuerte.
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Durante su exilio en Jamaica se dedicó principalmente a la propaganda y a redactar la Carta de Jamaica de 1815: en la que justifica su rebelión contra España por la falta de libertad política y económica para los criollos, apuesta nuevamente por la revolución adaptada a la realidad americana, es decir, un poder central fuerte.
Posteriormente y dada su ineficacia y crueldad da por finalizada la “guerra a muerte”, decreta el perdón a los españoles rendidos y promete la libertad a los esclavos para dar sentido social a la revolución.
Además, en 1818 declara que la independencia no es suficiente, el fin de la revolución es ser más libres bajo leyes liberales emanadas de la sagrada “voluntad del pueblo”. Bolívar rescata el mensaje rousseliano y celebra elecciones en la zona liberada.
El Discurso de Angostura de 1819 ratifica su apuesta por los valores ilustrados, aunque más acorde a Montesquieu y al modelo británico “republicanizado”. La democracia permitiría la existencia de los derechos del hombre que garantizan la igualdad y la libertad.
Realiza una aplicación bastante literal del sistema británico de separación de poderes y libertad civil, destacando su Senado vitalicio y hereditario, su presidente “fuerte” y su cuarto poder “moral” de educación popular. Finalmente la constitución resultante fue más liberal de lo que Bolívar había planteado.
Las decisivas y definitivas victorias sobre los españoles en Colombia y en Perú se complementaban con el aumento de la anarquía y la tensión entre facciones, para preocupación del Libertador.
Es en este punto, el más glorioso para Bolívar, es cuando comienza su alejamiento progresivo y definitivo de sus primigenios ideales ilustrados y liberales, debido a la caótica situación que afectaba a todo el continente emancipado y especialmente a la Gran Colombia, heredera del antiguo Virreinato de Nueva Granada.
Antes de perder toda esperanza en la Gran Colombia, Bolívar configuró su obra política definitiva: la constitución bolivariana. Dicha constitución se acerca más al conservadurismo que al liberalismo, pues siguiendo el modelo inglés de John Locke defiende un concepto de libertad limitado por la seguridad pública y la defensa de la propiedad (criolla). Su presidencia vitalicia se puede entender y se entendió como semejante a un “rey republicano”.
Bolívar, tras su fracaso de la Confederación de Naciones Hispanoamericanas bajo tutela inglesa y la debatida posibilidad de coronarse rey, se convertirá en gobernante absoluto en defensa de la preeminencia criolla, justificándose en virtud de un supuesto derecho popular para evitar la anarquía (idea escolástica del poder ausente o injusto) y apoyando sus reformas en la religión y las leyes antiguas, quebrando además la “sagrada” independencia judicial.
Respecto al tema socio-racial sus medidas habían sido contraproducentes y sus posturas al respecto también variaron notablemente con el tiempo, marcadas siempre por el miedo a desencadenar una verdadera revolución social.
Así pues, se puede certificar una evidente evolución política de Bolívar: desde un idealismo ilustrado y “filantrópico”, propio del “club político” al que perteneció, fue variando poco a poco sus ideas en base a la realidad que imponían los hechos, no hay que olvidar que Bolívar era pragmático y utilitarista, las ideas no eran su causa principal sino un aporte o justificación de su revolución, de ahí su evolución.
Aunque también es cierto que la filosofía rousseliana permitía cierta coherencia en la evolución hacia ese “absolutismo de la voz popular” semejante al modelo napoleónico –tan presente en la mente de los Libertadores americanos-.
Ilustrado hasta la médula, su gran reto fue compaginar libertad y orden, dialéctica que no logró resolver en toda su vida.
Por ese motivo, se puede asegurar que Bolívar acabó aborreciendo vivamente el liberalismo democrático que había profesado debido a su inherente ineficacia y sectarismo, y por ello, aunque seguía hablando de libertad e igualdad, se movió ideológicamente de un extremo al opuesto, a saber, de un liberalismo idealista a un conservadurismo de corte militar, que son las dos tendencias que se han alternado desde entonces y hasta la actualidad en el continente iberoamericano.