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El día que mataron a Kennedy
El 22 de noviembre de 1963, Abraham Zapruder se dirigió junto a su secretaria a la plaza Dealey de Dallas para ver pasar la comitiva del presidente de Estados Unidos que iba a atravesar la ciudad.
Este inmigrante ruso, que se dedicaba a la industria de la confección, iba acompañado de su cámara Bell & Howell de 8 mm.
Sin él saberlo, esa mañana haría una grabación que haría su nombre tristemente célebre: una cinta donde se recogería con total claridad el asesinato del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy.
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Kennedy acudió aquel 22 de noviembre a Dallas como parte de su gira por el sur para promocionar su candidatura de cara a las elecciones generales que se producirían al año siguiente, en las que se presentaría para la reelección.
Kennedy, pese a la leyenda blanca que se forjó en torno a su figura después de su asesinato, no tenía tan fácil la reelección como ahora podría creerse: pese a que Kennedy gozaba de una importante aceptación popular y aún hoy la mayoría de los especialistas consideran que hubiera ganado las elecciones ante Goldwater y el dividido partido republicano, diversas decisiones que había tomado durante su gobierno había mermado su ascendencia, especialmente en algunas zonas en particular del país.
De hecho, se consideraba que Texas era un lugar adverso a su persona, pese al gran poder que tenía el vicepresidente Lyndon B. Johnson en la región.
El mismo día del atentado contra el presidente Kennedy, aparecieron en Dallas una gran cantidad de pasquines en contra del presidente, se podían ver muy poca gente en la calle para recibirle (algo que corroboran las grabaciones no oficiales del suceso, como la del mismo Zapruder o en fotos como la célebre instantánea de Mary Moorman, donde se aprecia que hay muy poca gente en las inmediaciones de la caravana presidencial cuando se producen los disparos) y se habían producido poco antes disturbios en Dallas que desaconsejaban el viaje del presidente.
Sin ir más lejos, menos de un mes antes del atentado, el 24 de octubre, Adlai E. Stevenson, el representante de Estados Unidos frente a la Unión Europea, fue asaltado, increpado e insultado en la misma Dallas tras un acto celebrado en la ciudad.
Por todo ello, el viaje de Kennedy a esta zona se consideraba de máximo riesgoy varias personas, entre ellas, su secretaria Evelyn Lincoln, le aconsejaron vivamente que no fuera.
Lo que pasó allí posteriormente confirmó sus temores a una escala que ni siquiera se pudo llegar a imaginar.
70 minutos después del atentado, ya se había detenido a Lee Harvey Oswald
El presidente John F. Kennedy recibió varios disparos mientras viajaba en un descapotable Ford Lincoln junto con su esposa, Jacqueline, el senador Connally y la esposa de este, Nellie.
Según la película de Abraham Zapruder, al menos uno de los disparos que se produjeron fue mortal, al hacer estallar parte del cráneo del presidente, siendo también herido de gravedad el senador Connally.
El coche presidencial se dirigió a toda prisa al hospital Parkland, donde se declaró muerto al presidente.
70 minutos después del atentado, ya se había detenido al que, a la postre, sería el único acusado oficialmente del asesinato del presidente y del oficial Tippit, asesinado poco después del magnicidio: Lee Harvey Oswald, que negó en todo momento su vinculación con el crimen.
Pero él nunca llegaría a ser juzgado por los cargos que se le imputaban: dos días después del asesinato, cuando era trasladado a la cárcel de condado, fue asesinado por Jack Ruby, mientras decenas de periodistas registraban y fotografiaban el suceso en directo. Cabe destacar que el asesinato de Kennedy fue la noticia que mayor tiempo continuado había estado cubriéndose en la televisión estadounidense hasta que ocurrieron los atentados del 11 de septiembre.
Tras la muerte del presidente, se instauró una comisión que sería la encargada de investigar el asesinato y declarar quién había sido el responsable o responsables de los hechos. Esta comisión, que recibió el nombre de “La Comisión Warren” (llamada así por el director de la misma, el titular de Justicia Earl Warren), se desarrolló entre el 22 de noviembre de 1963 y el 24 de septiembre de 1964.
En ella se concluyó que Lee Harvey Oswald había actuado solo, lo mismo que su asesino Jack Ruby y que, simplemente, el atentado que había matado al presidente era la obra de un loco solitario. Sin embargo, las enormes irregularidades del proceso, la desestimación del testimonio de una importante cantidad de testigos y las dudosas pruebas aportadas hicieron que su testimonio levantara más dudas de las que resolvía.
Las teorías de la conspiración
Las teorías de la conspiración se dispararon desde el mismo momento de la muerte del presidente y, más aún, después del asesinato en directo del único imputado por el crimen. La gran cantidad de teorías existentes al respecto podrían llenar (y lo han hecho) libros enteros.
Entre las más populares se encuentran aquellas que señalan al vicepresidente Lyndon B. Johnson como responsable del asesinato, con la ayuda de la CIA, las que acusan a Fidel Castro de querer acabar con la vida del presidente y los que consideran que la Mafia y, concretamente el conocido capo Sam Giancana, se ocuparon de llevar a cabo el asesinato por el daño que la política anti-mafia de JFK y de su hermano, el fiscal general Robert Kennedy, estaba haciendo a sus intereses.
Entre las más populares teorías de la conspiración: Lyndon B. Johnson como responsable del asesinato, con la ayuda y la CIA; Fidel Castro o la Mafia
La CIA y la Mafia, además, aparecen a menudo en las distintas teorías conspiranoicas como parte fundamental a la hora de tapar lo ocurrido y silenciar a los testigos que amenazaron con revelar datos contrarios a la versión oficial.
Las teorías conspiranoicas recibieron un importante apoyo oficial en el año 1978, cuando, después de abrirse de nuevo las investigaciones vinculadas a los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King, The United States House Select Comittee on Assassinations dictaminó que el presidente John F. Kennedy probablemente murió como consecuencia de una conspiración, aunque no tenían pruebas concluyentes de a quién correspondía su autoría.
Desautorizó el dictamen de la comisión Warren en el que se indicaba que Oswald actuó solo (aunque sí le sitúan como la persona que realizó el disparo mortal) e indicó que las investigaciones llevadas a cabo por el gobierno de los Estados Unidos fueron claramente deficientes. La idea de una conspiración conseguía de esta manera un respaldo oficial, aunque ninguna de las teorías haya podido comprobarse hasta el momento sin asombro de duda.
Sin embargo, el caso Kennedy dista mucho de estar cerrado.
Cada poco tiempo surgen nuevas evidencias que apuntan en una dirección u otra.
En el caso Kennedy habrá dos años que marcarán el estudio de este caso.
El primero será el del 2017, año en el que la CIA planea poner a disposición del público los documentos vinculados al asesinato de Kennedy que aún conservan en régimen de estricto secreto y que constituyen más de 2000 páginas relacionadas con el magnicidio que nadie, ni siquiera el Congreso de los Estados Unidos, ha podido ver hasta la fecha. El segundo será el 2063, cuando se cumplan cien años del magnicidio y se liberarán ciertos documentos y objetos vinculados al asesinato que, por ley, no podrán ser mostrados a la luz pública antes (por ejemplo, eso ocurrirá, si no se produce ningún cambio, con el famoso traje rosa de Chanel que Jacqueline Kennedy lució ese día y que se conservará guardado en los National Archives lejos de la vista del público hasta entonces por expresa indicación de la única hija superviviente del matrimonio, Caroline Kennedy).
Quizá con esos nuevos documentos se arroje en el futuro un poco más de luz sobre los acontecimientos que tiñeron de rojo aquella mañana del 22 de noviembre de 1963. Mientras tanto, solo nos queda esperar…y elucubrar.
Para saber más: Los defensores de las teorías oficiales y de la conspiración sobre la muerte de Kennedy han producido una gran cantidad de material de distinta calidad y orientación. Hay que apuntar que las teorías conspiranoicas del asesinato de Kennedy se hicieron famosas en todo el mundo gracias a la laureada película de Oliver Stone JFK, que se basaba en la vida y los escritos de Jim Garrison, un fiscal del distrito de Nueva Orleans que dedicó grandes esfuerzos a demostrar que el asesinato de Kennedy fue consecuencia de una conspiración sustentada por el gobierno, que había mentido a sus ciudadanos en esta materia.
De la gran cantidad de libros existentes sobre el tema, la inmensa mayoría sin traducción al castellano, destacan las obras de Bill Sloan (The Kennedy Conspiracy: 12 Startling revelations about JFK Assassination), de Glen Sample (The men on the sixth floor), de Charles A. Crenshaw (Trauma Room One: The JFK Medical Cover-up exposed) y de Steven S. Airhead (Searching the shadows: a layman’s investigation into the assassination of John F. Kennedy), entre otros muchos recursos.
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la gran película JFK desvela lo que ocurrió, probablemente.