La Historia del primer gran Hotel de Las Vegas: la meca del juego
¡Viva Las Vegas! ¡Viva Las Vegas! Solo con escuchar estas dos frases de tres palabras ya estás tarareando la canción, ¿verdad? La imaginación nos traslada a esa letra tan famosa:
“Como desearía que hubiera mas
Que veinte cuatro horas al día
Porque si hubiera cuarenta mas
No dormiría ni un minuto
Oh, hay black Jack y poker y ruleta
Una fortuna ganada y perdida en cada jugada.
Todo lo que necesitas es un corazón fuerte
y nervios de acero
Viva las vegas, viva las vegas…”
Pues vamos a viajar con la memoria, de la música y algo más que la propia memoria, a la historia que recrea ese tiempo pasado, que era muy distinto al actual, quizá más seductor; ese momento del origen de las cosas. En este caso, cuando Las Vegas era el lugar que sigue siendo, el mejor lugar para los juegos y el divertimento más solaz y atrevido. Aunque, en este caso, vamos a viajar a un tiempo anterior a los años 60, cuando se editó y se puso de moda la canción de Elvis Presley. Nos vamos muchos años atrás, vamos a ver cómo era la vida en ese instante iniciático que ahora, unas veces reverdece, otras apunta a lo más alto, a pesar de este tiempo extraño de pandemia y mascarilla.
La década de los años 30 en Las Vegas
1930. Las Vegas. Apenas 6000 habitantes censados… En ese entonces, la ciudad no estaba tan poblada como lo está ahora, ni de casinos u hoteles. Sí, en los comienzos ya se podía disfrutar de Las Vegas como ahora, aunque con más limitaciones. En cualquier caso, ya era visitada por las celebridades del momento, tales como el celebérrimo actor del momento Clark Gable o la también actriz y modelo Lucille Ball . Sobre todos los hoteles de la ciudad, resaltaba uno sin duda, ese era el Hotel Apache, una propiedad ubicada en Fremont Street que contaba con menos de 100 habitaciones, pero que se erigió en el lugar ideal y perfecto, ya sea para apostar o divorciarse rápidamente. Efectivamente, esos eran los usos y costumbres más habituales. ¿Les suena, verdad?
Y, aunque nos cueste creerlo, el Apache ya contaba con algunos lujos al alcance de pocos bolsillos, pero de lo más sofisticados de la época como lo podían ser el aire acondicionado, cerraduras automáticas o ascensores. Curiosamente, cuando abrió sus puertas, no albergaba ninguna mesa de juego, no había casino en su interior… Algo que se subsanó pronto, cuando los gerentes se dieron cuenta del grave error. El Hotel Apache no debía ser solo un lugar donde alojarse si estaba en Las Vegas, debía ser algo más y ofrecer lo que los turistas buscaban. Pero como toda buena historia aquí también hay un gran comienzo. Conozcámoslo…
La historia del fundador: Pietro Ottavio Silvagni, un emprendedor auténtico
América es la tierra de las oportunidades. Así se la ha conocido siempre. Y esa frase cobra sentido si indagamos sobre cómo suceden o, mejor dicho, cómo se provocan los acontecimientos, pues sobre el yerto terreno de esa ciudad que comenzaba a emerger, nada surgió por azar o por casualidad. Que las autoridades legalizaran el juego o permitieran los divorcios rápidos a todas aquellos que se establecieran con residencia en el Estado por, al menos seis semanas (el período de espera requerido más corto en el país en esos días de la lejana década de los años treinta), sin duda atrajo a muchas personas ‘necesitadas’ de ambas cosas.
Pietro Ottavio Silvagni fue uno de esos tantos emigrantes italianos que llegó a la joven América, lo haría en el año 1905. Trabajó en múltiples empleos y conforme fue progresando, viajó por diferentes Estados como Colorado o Utah antes de trabajar como subcontratista en el proyecto Boulder Dam, la conocida como presa Hoover en la frontera entre Arizona y Nevada, con ya 60 años de edad.
Silvagni vio que Las Vegas escondía oportunidades de negocio que materializó en un establecimiento especial, el Hotel Apache aún hoy ubicado en el 128 de E. Fremont St.
Por aquel entonces ya existían los influencers, si bien el status y la relevancia de los famosos se centraba en el mundo de la farándula de Hollywood. Pronto, en las conversaciones y confidencias de las grandes estrellas, se hizo popular la recomendación de acudir a Las Vegas a disfrutar de una experiencia que no se podía vivir en otro lugar y, si se visitaba la ciudad, de igual modo, era obligado, establecer la estancia en el hotel de Silvagni.
Esta pequeña historia no es demasiado conocida. Sí la del emprendedor valiente que apuesta sus ahorros para cumplir su sueño y para hacer que los sueños de los demás sean más plácidos. Sin embargo, son muchas de estas historias pequeñas las que componen los grandes relatos. Un sitio de moda no surge por azar. Casi nada surge por causalidad. Y eso lo sabía Silvagni.
El Apache ha resistido al paso del tiempo. De hecho, la familia Silvagni aún cuenta con la propiedad del hotel. No obstante, la crisis financiera de finales de 2009 llevó al cierre del hotel, aunque el casino y otros servicios prestados permanecieron abiertos. Diez años después, tras superar la crisis económica, el Hotel Apache volvió a reabrir sus puertas. Muy renovado, como podemos ver en las imágenes.
Silvagni abandonó el mundo de los vivos en el año 1958. Aunque su legado, espiritual y material, aún se mantiene como ejemplo de prosperidad y se le sigue recordando como un innovador del lujo y de la buena vida en la peculiar ciudad que es: Las Vegas.
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