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Apocalypse Now: la novela de Conrad y la película de Coppola
“ Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos, la ciudad amada, pero cayó fuego del cielo y los devoró.”
Apocalipsis, 20, 9-10
El conflicto bélico que tuvo lugar en el marco de la península de Indochina entre 1965 y 1975 es, por una parte, herencia de la guerra de liberación colonial francesa y, por otra, el resultado de la rivalidad de dos dos potencias de poderío abrumador (URSS y Estados Unidos) por extender su influencia en los antiguos territorios coloniales.
La intervención directa de Estados Unidos hay que entenderla dentro de la famosa “teoría del dominó”: temían la expansión comunista en el Sudeste de Asia.
La guerra de Vietnam llevó aparejada una serie de importantes consecuencias para los Estados Unidos, tanto en la política interior como en la internacional. Fue el más largo y discutido conflicto de la historia estadounidense.
Crece el desprestigio de Estados Unidos y de toda su política exterior ante la opinión pública mundial por las atrocidades –matanzas masivas, guerra química, herbicidas, defoliantes, napalm…- cometidas en Indochina.
La guerra de Vietnam no tiene paralelo, se caracteriza por las atrocidades que en ella se han producido.
Pero todo es inútil frente a una naturaleza de selvas, un pueblo tenaz y las guerrillas de campesinos que defendían lo suyo. La guerra culmina con la primera derrota militar de la historia de los Estados Unidos.
La descolonización se ha revelado más fuerte que la potencia militar más colosal de la historia.
Los excesos de la guerra provocaron protestas internacionales y despertaron una profunda crisis de conciencia en los Estados Unidos: manifestaciones que llegan a cercar la Casa Blanca, miles de desertores, protestas en prensa, auge de movimientos pacifistas de signo contestatario en Europa y Estados Unidos, etc.
Finalmente, el presidente norteamericano Nixon decide el desenganche paulatino de una guerra colonial interminable que se rematará entre 1972 y 1975.
Esta guerra se convirtió en tema tabú en Estados Unidos. Hubieron de pasar veinte años para que la mentalidad del público cambiase, se dejó de censurar a los soldados que habían participado en el conflicto y en 1982 se erigió un memorial en Washington DC dedicado a los veteranos de Vietnam.
Este fue el punto de partida de muchas construcciones, museos y monumentos levantados en honor a los vencidos en una guerra perdida que sacudió seriamente la estructura política de la joven democracia norteamericana. El cine ayudó a rescatar esta parte de la historia que corría el riesgo de permanecer en un eterno letargo.
Muchas películas sirvieron de iniciación para aquellos que desconocían esta guerra (“Apocalypse Now” o “Platoon”, entre otras) y también sirvieron para que la sociedad no olvidase el significado de una invasión.
Desprendiendo a la narración de patriotismo (tan propio del cine bélico estadounidense) muchos directores se preocuparon por enseñar al ejército norteamericano como a uno más de la historia colonizadora.
Dibujaron la estética de un conflicto que resultaba demasiado conocido para aquellos que tuvieron algún familiar o amigo en Vietnam, desconocido para muchos y, sobre todo, incómodo para los dirigentes del país más poderoso de la tierra.
La terrible y devastadora experiencia de la guerra de Vietnam cambió profundamente a la sociedad norteamericana y al cine de guerra que produce y ha transformado la visión que ellos y el resto del mundo tenemos de la realidad de la guerra.
Esta guerra, así como la derrota que le siguió, fueron suficientes para que las películas ingenuas y maniqueas que se producían en el cine norteamericano fuesen criticadas y, progresivamente, desapareciera de las pantallas para dar lugar al análisis de las complejidades y los dilemas morales verdaderos de las guerras.
La descripción y la reflexión acerca de las distintas situaciones humanas que acompañan a una guerra, tanto dentro como fuera del campo de batalla, se vuelven el foco de atención de guionistas y directores.
Una de las obras maestras que ha producido el nuevo cine de guerra es sin lugar a dudas “Apocalypse Now”, de Francis Ford Coppola.
Esta película, una adaptación de la novela de Joseph Conrad “Heart of Darkness” (El Corazón de las Tinieblas), es una de las reflexiones morales más profundas e iluminadoras que se hayan hecho en el cine sobre la realidad de la guerra en general, y de la de Vietnam en particular.
Coppola reflexiona sobre la historia africana de Conrad para tratar la guerra más surrealista que sostuvo el ejército norteamericano en Asia y retratar con manejo de maestro en el lenguaje cinematográfico a hombres con categoría de héroes que se enfrentaron a su condición, en los límites humanos soportables. Coppola dijo de esta película: “Este no es un film sobre Vietnam. Este film es Vietnam“. El propósito inicial de buscar ideales supremos y luchar contra el mal y la corrupción humana lleva al hombre por los caminos más oscuros y lo adentra en lo más aterrador de la guerra y de la corruptibilidad humana. Una vez dentro del infierno nos retratamos todos mostrando nuestra inestabilidad y vulnerabilidad.
El argumento de Apocalipsis Now es bien conocido
El servicio de inteligencia norteamericano ordena al capitán Willard adentrarse en la selva camboyana para encontrar al coronel Kurtz, brillante militar que parece haber perdido la razón, y eliminarlo.
Este oficial norteamericano, desertor y traidor al ejército, se había coronado jefe-dios-rey de una tribu a la que gobernaba con métodos primitivos, crueles y terroríficos.
Quizás creando su propio universo de poder que no se diferenciaba casi en nada de aquel al que había servido hasta hace poco y también igual al que habían creado otros colonizadores anteriores a la intervención norteamericana.
El Corazón de las Tinieblas
Solo hace falta hurgar en la Historia para encontrar antes a otros y otros y otros… “El Corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad se convirtió, desde el momento de su publicación, en una de las obras más leídas y discutidas de la lengua inglesa.
Ha sido considerada una elocuente acusación de las prácticas colonialistas en África, uno de los más conclusivos análisis sobre el espíritu colonial de occidente.
Aunque, paradójicamente, desde hace unas décadas se ha tenido, entre algunos círculos, como una novela racista e imperialista.
La novela narra la oscura historia sobre el viaje del marinero Marlow por las aguas de un gran río africano en busca de Kurtz, agente comercial que está enviando a su compañía grandes cantidades de marfil.
Lo cuenta él mismo a sus compañeros en la desembocadura del Támesis, mientras se adensa el crepúsculo.
El viaje de Marlow es una odisea: el barco en el que navegan es viejo, el río peligroso, acechado por nativos que atacan en los recodos, el calor insoportable… Marlow avanza obsesionado por Kurtz, del cual se va formando una imagen contradictoria y mitificada.
El encuentro de Marlow con él supondrá un cambio en su vida, “para siempre vivirá con el horror”.
Por fin lo encontrará enfermo, en una choza cercada de cabezas humanas empaladas, adorado por tribus indígenas a las que subyuga con el terror.
El extraordinario personaje que ha ido modelando la imaginación de Marlow se erige ahora en símbolo de la corrupción y la entrega a la barbarie, impulsado por un ansia ilimitada de poder y riqueza, enfrentado consigo mismo en la soledad y vencido por la influencia de lo salvaje. Kurtz se ha convertido en un depredador.
El universo que lo rodea es igualmente terrible. La luz sucumbe ante las tinieblas: el hombre «civilizado» oculta, bajo una frágil superficie brutales, instintos que salen a flote en contacto con lo más primitivo.
El viaje que Conrad nos relata es un viaje a los infiernos, un descenso por el río del olvido y en la búsqueda de la luz nos lleva a un territorio en el que late sin cesar el verdadero corazón de las tinieblas, el oscuro corazón del hombre.
Más de setenta años después de su publicación, se acercó a ella Coppola con intenciones de adaptarla a la pantalla.
“Apocalypse Now” es la historia de todas las guerras que no conocemos y no nos cuentan pues todo lo que nos dejan saber no corresponde a la realidad.
La que nos presenta Coppola es impresionante y opresiva porque transmite con fuerza la sensación de niebla, oscuridad y caos; la locura de los hombres en situaciones extremas y toda la bajeza moral a que lleva la ambición personal.
Los colores, la fotografía, todo el espectáculo de la guerra en general parecen sacados de un vómito onírico y alucinógeno mostrando sin tabúes a los guerreros modernos, drogados y alienados quizás como única alternativa para soportar aquel infierno, aquel viaje alucinante por el corazón de las tinieblas…
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