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Las grandes pelucas empolvadas, un invento de la Francia de Luis XIV
A finales del siglo XVII y, sobre todo, durante el siglo XVIII se puso de moda, tanto en hombres como en mujeres, el uso de pelucas blancas empolvadas.
Esta moda surgió en Francia y, en un principio, solo las usaban los hombres a imitación de lo que hacía Luis XIV que, según se cuenta, había empezado a utilizar estas pelucas para ocultar su incipiente calvicie y para conseguir un aspecto más poderoso, algo enormemente importante en las visuales cortes del Barroco.
Modas raras en la Historia. Las Pelucas Empolvadas
La historia contada en video
Aunque algunas mujeres empezaron a utilizarlas también entonces, no fue hasta el siglo XVIII cuando se hicieron realmente famosas entre el público femenino. Pero, con el paso del tiempo, las pelucas que se utilizaban y los peinados que mostraban se fueron haciendo cada vez más complicados a medida que se acercaba el fin de esta última centuria.
Esta moda surgió en Francia y, en un principio, solo las usaban los hombres a imitación de lo que hacía Luis XIV
¿Quién lleva el peinado más complicado?
En un ambiente en el que los grandes estilismos denotaban la importancia y el poder de las mujeres que los llevaban respecto a su entorno, las distintas aristócratas empezaron a realizar entre ellas auténticas competiciones para ver quién podía exhibir el peinado más complicado y ostentoso que se hubiera visto nunca.
Modas en la historia. Pelucas empolvadas en el siglo XVII y XVIII
Los peinados se volvieron tan complicados que los peluqueros llegaron a tener que utilizar madera e, incluso, metal para reforzar la estructura que formaban con el cabello y que sus creaciones no se derrumbaran, dado que cada vez se les exigía que los peinados fueran más altos y anchos.
Es muy conocida, por ejemplo, la imagen de una de estas creaciones, en las que la modelo aparece llevando una enorme peluca coronada por un enorme barco de distintos colores.
Hasta tal punto llegó esta moda, que algunas mujeres llegaron a utilizar animales vivos para adornar sus cabelleras artificiales, simulando jaulas donde encerraban a pájaros que soltaban al final de las reuniones para deleite de sus asistentes.
Esta moda de las grandes y ostentosas pelucas, de las que también fue gran practicante la reina María Antonieta de Francia, acabó con la llegada de la Revolución Francesa, que rompió con los esquemas estéticos anteriores y promovió otro tipo de cánones.
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