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La reina Fabiola de Bélgica: el escándalo crepuscular

Reina Fabiola

Reina Fabiola


La reina Fabiola de Bélgica. Fecha de nacimiento: 11 de junio de 1928, Madrid. Fallecimiento: 5 de diciembre de 2014, Laeken

El rey Alberto II anunció su abdicación, que tuvo lugar en julio de 2013. En su comunicado oficial, el rey alegaba que su edad, el cansancio y los problemas físicos que esta le acarreaban eran las razones principales por las que había decidido hacerse a un lado y abdicar la corona en su hijo Felipe y su esposa Matilde.

Escándalos de tipo personal y financiero que  desgastaron su imagen pública

Sin embargo, todos los medios de comunicación empezaron pronto a resaltar los distintos escándalos de tipo personal y financiero que  desgastaron su imagen pública y que es posible que forzaran su abdicación.

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Y, entre ellos, se mencionaba continuamente el nombre de Fabiola, la reina viuda de Bélgica.

Fabiola, la cenicienta católica

La historia de Fabiola de Mora fue promocionada en su día como la de una Cenicienta católica que, gracias a sus virtudes, había conseguido conquistar a su príncipe.


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Pero Fabiola distaba mucho de ser una chica de pueblo más. Fabiola de Mora y Aragón era hija del cuarto marqués de Casa Riera y segundo conde de Mora, que componía una de las familias más importantes del Madrid del primer tercio del siglo XX.

Tras la proclamación de la II República, la familia se exilió a Francia, donde continuó durante la Guerra Civil.

No fue hasta el final de la contienda cuando la familia volvió a Madrid y retomaron el puesto predominante en la sociedad madrileña que habían dejado atrás en 1931.

Pero la tranquila vida de Fabiola como una joven privilegiada de la España franquista acabó en el año 1960, cuando se anunció su próxima boda con el joven rey Balduino I de Bélgica.

El compromiso entre ambos se mantuvo tan en secreto que no se supo que el joven monarca tenía novia hasta que se hizo público el anuncio de su compromiso, por lo que los detalles del noviazgo siguen envueltos en la penumbra.

No se sabe siquiera a ciencia cierta cómo se conocieron, pero, en todo caso, Balduino y Fabiola se casaron el 15 de diciembre de 1960 y muy pronto formaron una de las parejas mejor avenidas y más populares de la realeza europea.

La reina Fabiola fue especialmente conocida por su dedicación a proyectos sociales y por su defensa de los derechos de las mujeres y los niños.


Se ganó rápidamente el cariño y el respeto de su nuevo pueblo gracias a su defensa a ultranza de la nación que reinaba, su trabajo caritativo y su vida sencilla, lejos de escándalos y de problemas, siendo su única clara decepción con su vida el hecho de no haber podido tener hijos con su marido después de cinco abortos.

La muerte del rey Balduino en España

La vida de Fabiola volvió a cambiar en el año 1993, cuando Balduino muere repentinamente de un ataque al corazón cuando ambos se encontraban en España.

Su cuñado Alberto II, que acaba de anunciar su abdicación y su esposa, la reina Paola, les sucedieron en el trono.

La reina Fabiola continuó despertando el respeto y el cariño popular en Bélgica, pese a sus cada vez más escasas apariciones públicas.

Hasta que la decisión de crear una fundación privada en el año 2012 desató un enorme escándalo público que se ha considerado una de las razones del bajo prestigio que ha alcanzado la monarquía belga en las últimas encuestas y, también, de las causas por las que Alberto II decidió abdicar.

El legado de la reina Fabiola, al no tener hijos, pasará a sus sobrinos y a las personas que indique en su testamento.

Sin embargo, en Bélgica se pagaría un 70% de dicha herencia en concepto de impuestos, algo que evitaría al crear dicha fundación y dejar a sus herederos como responsables de la misma antes de su muerte.

El rechazo de la opinión pública

En plena crisis, la opinión pública belga expresó su rechazo ante lo que consideraba un intento de no pagar los impuestos que corresponden al Estado y que pagan todos los belgas, así como el hecho de que pudiera utilizar la asignación que le otorga el Estado (de unos 1.4 millones de euros anuales desde la muerte de Balduino en el año 1993 hasta el 2013), para financiar sus empresas personales, dado que uno de los objetivos de su Fundación habría sido la de ayudar a familiares en apuros.

Asimismo, se avivó el debate sobre la asignación que el gobierno otorga a la familia real, como consecuencia del cual se rebajó ostensiblemente la cantidad de dinero que cada miembro recibía (incluida Fabiola, terminó percibiendo unos 500.000 euros anuales), pagando impuestos y potenciado la fijación de una ley de transparencia vinculada a los personajes reales y a sus movimientos económicos.

Ante las críticas, la reina Fabiola argumentó que su intención solo es salvaguardar su memoria y la de su marido a través de la Fundación, dado que no habían tenido hijos y que no tiene ninguna conexión con el tema de los impuestos que tanto se había traído a colación desde el momento en que se anunció su existencia.

Asimismo, la reina Fabiola indicó que los fondos de la Fundación procedían de su propio patrimonio y no de las arcas estatales.

Las fundaciones de las casas nobiliarias

La puesta en marcha de fundaciones para proteger el patrimonio es una práctica muy extendida entre los titulares de casas nobiliarias especialmente ricas, pues evita que sus principales tesoros (como obras de arte, joyas, palacios, etc.) se dividan entre sus distintos herederos, así como evita su venta y su dispersión por éstos después de la muerte del titular y ayuda a su administración  y conservación.

Así, en España tenemos varias, tales como la vinculada a la Casa de Alba o a los Medinaceli, dedicadas a conservar su inmemorial patrimonio y difundir la historia de sus fundadores y de la familia, a través de exposiciones, publicaciones e investigaciones, una idea similar a la que, según la misma reina, tenía su fundación.

De hecho, antes de someterse a una operación de corazón en el año 1992, el difunto rey Balduino creó asimismo una fundación, bajo el nombre de Fundación Astrida, para proteger su legado, que pasaría también a sus sobrinos, actuación  que no despertó la polémica que ahora persigue a la que ha intentado crear su esposa.

Sin embargo, ante la polémica despertada por la fundación que ella, considerándola estrictamente privada, fundó sin comunicárselo al gobierno belga ni a su cuñado Alberto II, la reina Fabiola anunció su disolución.

Es posible que la reina intente realizar otra fundación para proteger su legado o que directamente vincule su herencia a la fundación Astrida creada por Balduino veinte años atrás. En cualquier caso, este episodio dista mucho de estar cerrado y las repercusiones de este hecho.

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