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La Nueva Comunicación Humana


Analizamos los nuevos hábitos en la comunicación humana con la irrupción de las nuevas tecnologías

La comunicación interpersonal bascula en la actualidad entre dos severas contradicciones a veces difíciles de entender y, en mayores ocasiones, aún más difíciles de integrar. Por una lado, los actuales sistemas de comunicaciónfundamentados, grosso modo, en las nuevas tecnologías, han permitido el acercamiento “virtual” de personas que, de otro modo, tal vez jamás habrían llegado ni tan siquiera a conocerse.

Por otro lado, justo el efecto contrario pues estos nuevos sistemas de comunicación interpersonal han provocado, en ocasiones, el alejamiento físico de las personas y la sustitución del llamado “contacto humano” por toda una serie de “unos y ceros” que median entre ambas partes.


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Dando por correctas y ciertas las situaciones anteriores, ¿han mejorado los sistemas de comunicación entre personas con la incorporación a nuestras vidas de las nuevas tecnologías o, por el contrario, éstas han empobrecido la comunicación humana? ¿Es posible asimilar ambas consecuencias de forma simultánea en nuestras vidas? ¿Es posible leer más allá de lo que se escribe en un simple tuit de ciento cuarenta caracteres?

La comunicación interpersonal bascula en la actualidad entre dos severas contradicciones a veces difíciles de entender y, en mayores ocasiones, aún más difíciles de integrar”.

Los orígenes de la Comunicación y la Comunicación Tecnohumana

Estos métodos de comunicación interpersonal o social que bien podríamos denominar “comunicación tecnohumana” iniciaron su rápido ascenso con la extensión de internet a los hogares pero, el verdadero punto de inflexión llegaría años más tarde con la proliferación y extensión de la red de redes hasta la palma de nuestras manos con los smartphones. Sin embargo, no fue internet quien comenzó a modificar nuestros hábitos comunicativos, si no algo que nada tiene que ver con internet: el SMS.

No fue internet quien comenzó a modificar nuestros hábitos comunicativos. Fue el SMS”.

El SMS, hoy en franca decadencia por cuestiones evidentes, comenzó a acercar virtualmente a personas físicamente alejadas sin necesidad de escuchar una voz y de forma casi instantánea. Pero el SMS aún guarda un as bajo la manga que lo diferencia de lo que vendría después: está fundamentalmente reservado para las personas a las que previamente conocemos, como la llamada telefónica (e insisto, “fundamentalmente”), nada que ver con lo que llegaría después.


Hay quien considera que el precedente a la comunicación actual se encuentra en el e-mail pero ¿qué es el e-mail si no una carta semejante a las manuscritas cuya mayor diferencia es la rapidez de envío y recepción? Nos quedamos pues con el SMS como punto de partida.


Segundo asalto: Internet

Poco tiempo después Internet comenzaría a expandirse por los hogares hasta convertirse casi en objeto de primera necesidad. Estamos a mediados de los años noventa e Internet, que sin embargo ya existía mucho antes, penetra con fuerza en los hogares del mundo desarrollado y con él comienza la expansión de foros, chats, correos electrónicos, listas de distribución… y, en definitiva, la expansión de nuevos modelos de comunicación interpersonal cuya mayor diferencia a todo lo anterior, y de acuerdo al asunto que nos atañe, es la posibilidad de comunicar a personas que justo antes no sabían de su existencia mutua.
Comienza entonces a desarrollarse un modelo comunicativo entre personas que acerca a unas y, sin embargo, aleja a otras. Es en el término medio dónde se encuentra la virtud, pero no todos ni todas son capaces de equilibrar la balanza y con ello surgen nuevos problemas sociales y psicológicos (absentismo laboral, aislamiento social…) pero también hay quien encuentra en estas nuevas formas de comunicación su válvula de escape personal.

Tercer asalto: redes sociales + smartphones

Ahora ya sí que no habría vuelta atrás. Nace Facebook, Twitter, YouTube, redes sociales de contactos, mensajería instantánea y un largo etcétera y cuando nace el smartphone todos los anteriores saltan de nuestro ordenador a la palma de nuestra mano. Ya no hay que esperar a volver casa, ahora nos comunicamos desde cualquier lugar, en cualquier momento y con cualquier persona. ¿Y cómo afecta esto a nuestras vidas?

Nace Facebook, Twitter, YouTube, redes sociales de contactos, mensajería instantánea y un largo etcétera”.

Nuevas formas de comunicación social ¿sí o no?

En la actualidad, la inmensa mayoría de la comunidad científica (psicólogos, educadores, psiquiatras, especialistas en redes sociales, etcétera) coinciden en afirmar algo que resulta de toda lógica: estas nuevas formas de comunicación social son positivas, siempre y cuando no se conviertan en un sustitutivo de una vida social entendida como normal, es decir, siempre que no sustituya el contacto humano. El problema llega cuando se dejan de atender obligaciones, amistades etcétera para contestar un tuit; o cuando se es incapaz de entablar amistad si no ha intervenido entre ambas partes un ordenador; o cuando el cibersexo sustituye una relaciones sexuales placenteras con toda normalidad.
En ocasiones, la respuesta a los problemas es la respuesta más fácil, y en este caso ya la adelantábamos antes: hallar el término medio entre la comunicación virtual y la comunicación humana (física).

¿Es posible leer más allá de unas simples palabras escritas?

Pero los hay más “radicales” que consideran que en modo alguno el contacto vía chat, red social, etcétera puede transmitir sensaciones como lo hace el contacto físico. Nada más lejos de la realidad, y ahí es donde radica la cuestión que en algunos individuos deriva en sustituir la una por la otra pues, de no ser así ¿a qué se podría deber?
Bien es cierto que la palabra escrita, aún siendo pensada y repensada, es en ocasiones fácilmente malinterpretable pero también es cierto que a través de una conversación escrita, o en simples tuits, podemos alcanzar a conocer mucho acerca de alguien que se encuentra a miles de kilómetros. No en vano, existen estudios científicos que demuestran que mediante el historial de comunicaciones de un usuario en Twitter, es posible definir su perfil psicológico y social.

¿Creéis que estas nuevas formas de comunicación social nos han acercado o nos han alejado como individuos? ¿Creéis posible transmitir emociones, sentimientos, estados de ánimo a través de un tuit? ¿Cuál creéis que es la verdadera razón por la que ciertos individuos acaban “sumergidos” en una comunicación virtual?

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