En 1976, Gran Bretaña era una olla a presión. Crisis económica, alto desempleo y una sensación general de estancamiento social. La juventud se sentía ignorada, sin futuro y sin voz. En medio de este caldo de cultivo, emergió una fuerza cruda y desafiante que cambiaría para siempre el panorama musical y cultural: los Sex Pistols. Y su primer single, «Anarchy in the U.K.», no fue solo una canción, fue una declaración de guerra, un puñetazo en la cara del establishment británico.
Este tema se convirtió instantáneamente en el himno por excelencia del movimiento punk, no solo por su sonido agresivo y su actitud iconoclasta, sino por su letra, que atacaba sin piedad a la monarquía, al gobierno y a la sociedad que los Sex Pistols consideraban podrida. El escándalo fue mayúsculo y el impacto, imborrable.
El nacimiento de un himno anarquista
Los Sex Pistols, con su manager Malcolm McLaren al frente, no buscaban la sutileza. Querían provocar, destruir y, sobre todo, reflejar la rabia y la frustración de una generación. «Anarchy in the U.K.», lanzada el 26 de noviembre de 1976, fue su tarjeta de presentación al mundo.
La canción, con la voz histriónica y cínica de Johnny Rotten, comenzaba con una explosión de guitarra distorsionada y una batería implacable, creando un muro de sonido que era tan caótico como el mensaje que transmitía. La letra era un manifiesto que rechazaba las estructuras de poder establecidas:
«I am an anti-Christ / I am an anarchist / Don’t know what I want / But I know how to get it / I wanna destroy the passerby»
(«Soy un anticristo / Soy un anarquista / No sé lo que quiero / Pero sé cómo conseguirlo / Quiero destruir al transeúnte»)
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Descaga tu primer AUDIOLIBRO GRATIS »Este tipo de provocaciones eran una afrenta directa a la moral conservadora de la época. No era solo música; era una declaración de intenciones, un llamado a la subversión de todo lo que se consideraba «correcto».



