Ensayo presentado al Concurso convocado por el Colegio de Politólogos de Valencia en 2015

El falso declive del bipartidismo

"El declive del bipartidismo ¿Hacia una nueva configuración en el sistema de partidos español? Tendencias y desafíos en un contexto de cambio"

Por José Carlos Bermejo


La procedencia del bipartidismo. Las dos Españas

Son múltiples las variables que fueron condicionando, en la España de la Transición a la Democracia, el asentamiento del bipartidismo. PP y PSOE alternándose en el poder, de forma estable, en las últimas legislaturas. Variables que requerirían una explicación pormenorizada, difícil de condensar en un ensayo de estas características, y tampoco motivo del mismo.

Sí parece necesario subrayar que, en la existencia de dicho bipartidismo, fue causa o factor principal la ideología contrapuesta de lo que se ha venido denominando como un tópico muy real: "las dos Españas". Una división que toma forma definitiva, en el terreno bélico, con la Guerra Civil y que marcará por generaciones un enfrentamiento y unas heridas que el tiempo no ha conseguido cauterizar.

Si bien, la inteligencia de la clase política –y del conjunto de la ciudadanía– durante la Transición a la Democracia obvió tan complicado escenario heredado. Había un objetivo común: la creación de un nuevo Estado democrático y de Derecho, enmarcado en el Estado de las Autonomías, que reconocía la singularidad de los territorios, otra de las claves en esa forma de ver la realidad, siempre enfrentada en dos o más miradas distintas y distantes: la de las nacionalidades: catalanes, vascos, gallegos, españoles; y la ideológica: progresistas y conservadores; de derechas o de izquierdas.

 

 

Antagónicos, antes irreconciliables, pero que con la democracia, todos alcanzan a ver una oportunidad; se habla de centro político o se instauran los Estatutos de Autonomía para conciliar las identidades territoriales en una convivencia participativa y de respeto por lo diferente, hasta tal punto que la Historia ha reservado a ese proceso un espacio en mayúsculas como un ejemplo digno de mención en cualquier escenario de cambio hacia la democracia.

Pero, siempre hay un "pero", ese proceso de unión y de consenso, era en realidad un puro espejismo. Se forzó en aras de una convivencia necesaria para que todos los españoles, catalanes, vascos, gallegos, de derechas o izquierdas, por fin, pudieran construir un marco político estable que nos permitiera formar parte de Europa y, con ello, conseguir ser un país que evolucionara a la par que los tiempos, dejando atrás cuarenta años de dictadura.

Este hecho, esta ilusión, en realidad, se vislumbra ya en las primeras elecciones democráticas, donde se presentaron 83 formaciones políticas diferentes. Esa disparidad, fue reubicándose, elección tras elección, hasta constituir los grandes partidos. UCD en un primer momento, como la opción más estable, pero engullido después por sí mismo y ocupando su espacio el Partido Popular, entonces Alianza Popular; y por el PSOE y el PCE, en un segundo plano, reconvertido luego en IU; y, por supuesto, los nacionalismos, representados en el Parlamento gracias al sistema D´Hont. CIU y PNV, en Cataluña y el País Vasco.

La Segunda Transición: hacia un nuevo bipartidismo

Nada hacía sospechar que esos grandes bloques de partidos fueran a sufrir el cambio tan determinante que se sucedería y en el que nos encontramos. Pero una gran crisis económica que arrasó medio mundo en 2007, dejando a España al borde del colapso; una clase política cuya falta de probidad engulle las parrillas de todos los telediarios y un sinfín de detalles imposibles de abarcar en este ensayo, hicieron surgir un movimiento social, denominado 15M, que transmutó en fuerza política, PODEMOS, en una posición destacada; y múltiples plataformas ciudadanas que, en las elecciones municipales de mayo de 2015, han planteado un supuesto nuevo modelo fraccionado de partidos.

PODEMOS ha huido de lo que Sartori denomina pluralismo polarizado, abandonando esa imagen de partido antisistema que había encarnado en un primer momento, reflejo del 15M asambleario. Allí, donde los políticos de los "viejos partidos" les conminaban a entrar en el sistema democrático a través de las urnas. Algo que hicieron en las elecciones europeas de 2014, sorprendiendo a propios y extraños. Ni un solo sondeo vaticinó sus 5 eurodiputados.

Los grandes partidos, cansados de repetir que había que regenerar la democracia o dar más representación a la ciudadanía, sin embargo seguían –siguen– ofreciendo casos de corrupción, y, mucho menos, soluciones ante las demandas de una sociedad que encuentra creíbles a los nuevos partidos surgidos: Ciudadanos y PODEMOS, habiendo perdido opciones UPyD, ya en el engranaje político años atrás.

Toma carta de naturaleza la tesis sobre la que se enmarca este ensayo: la fractura social que vive y encarna la sociedad española desde la noche de los tiempos, que parece va a seguir marcando la tendencia en la configuración del sistema de partidos, solo que nos encontramos en fase transitoria.

España se divide en dos, está fragmentada, da igual dónde pongas la vista: taurinos y antitaurinos, de derechas y de izquierdas; nacionalistas contra nacionalistas, cada cual de su nación… y así podríamos continuar ejemplificando cómo los españoles pasan por la Historia como nación que no parece ser. Silbando himnos, renegando de la bandera, apoyando a la monarquía, unos; estando a favor de la república, otros…

Tendrán mucha importancia las medidas que los grandes partidos adopten en estos momentos de cambio. Pero el estatismo que han demostrado induce a pensar que todo seguirá igual. Que no habrá regeneración democrática, como sí ofrecen los nuevos partidos, que no habrá listas abiertas; que no se reformará la Ley Electoral, etc.Duelo a Garrotazos

No, no hay declive del bipartidismo, éste seguirá existiendo con la base fundamental de dos partidos políticos hegemónicos, ambos edulcorados en el centrismo: uno en la derecha, el Partido Popular o Ciudadanos, otro en la izquierda, previsiblemente PODEMOS, que acaparará el 'voto útil' de los votantes del PSOE, como ya ha hecho con Izquierda Unida. PODEMOS ya no declara 'casta' al PSOE porque dice que sus votantes no lo son.

Venimos del bipartidismo y volveremos a él.

Es la existencia de dos Españas, antagónicas, capaces de maltratarse hasta matarse. Recordemos la pintura de Francisco de Goya: "Duelo a Garrotazos". Dos Españas que acabaron en Guerra Civil, antes absolutistas contra liberales, rojos contra nacionales; centro derecha contra centro izquierda.

Todo ello con un regurgitante e ineludible sabor a Eterno Retorno.

 


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Un artículo de José Carlos Bermejo

Jose Carlos Bermejo




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